Amor
En pocos días inicia la campaña que nos habla del amor: ese que la mercadotecnia relaciona con los regalos, que el cine nos pinta como color de rosa y las canciones lo limitan solo a la pasión. Sin embargo, quiero proponerte que hablemos de aquel amor que trasciende: el amor de Jesús.
Los Evangelios no muestran que Jesús fuera un hombre “cariñoso” o “detallista”, más bien nos lo muestran como un hombre práctico que llevó la expresión del amor al nivel más alto que se haya registrado en la humanidad: dar la vida por alguien. Morir por alguien —pero de manera literal, no en sentido figurado— sigue siendo la muestra de amor más grande que la historia ha registrado.
¡Las percepciones a veces nos engañan! Quién de ustedes terminó siendo amigo del joven más serio de la clase, del que parecía el más orgulloso o el lleno de cuentos que se apartaba del grupo. Fue hasta que realmente convivimos con esas personas que la percepción cambió completamente y pudimos comprobar que no eran como imaginábamos. ¿Te pasó?
Todos los seres humanos amamos bajo las mismas características de lo que entendemos por amor, sin embargo, cada uno tiene su propia forma de expresarlo. Por ejemplo, en los hogares los padres de familia amamos de una manera, los hijos lo hacen de otra. Los cónyuges tienen su particular modo de amarse en las diferentes etapas del matrimonio.
“El que quiere celeste, que le cueste”, dice un dicho popular guatemalteco que quiere decir que para obtener algo debemos sacrificar algo más.
Yo pienso que aplica para todas las áreas de la vida; por ejemplo, cuántas veces nos tocó desvelarnos antes de un examen parcial mientras los amigos andaban de fiesta; cuánto nos privamos ahorrando para reunir el enganche de nuestro primer carro o cuánto tiempo nos dedicamos a enamorar a la que hoy es nuestra esposa y madre de nuestros hijos.
Escuché esa frase varias veces en la llamada de un amigo que necesitaba que lo escuchara, así que guardé silencio y dejé que hablara. La cuestión es que explotó y yo le di gracias a Dios que fuera conmigo y no con alguien más.
Desde que conocí a Jesús, hace ya más de 35 años, descubrí una manera diferente de vivir. Mi vida se transformó gracias a Su Palabra. Adquirí fuerza y dominio propio para no ser esclavo de vicios y nació en mí el anhelo de predicar Su Evangelio y hablarles a las personas acerca de la Salvación. Puedo decir que gracias a mi encuentro con Jesús soy una persona mejor.
Hoy aprovecho que en mi país se celebra el día del amor y la amistad para compartirles sobre ese concepto que inspira canciones, libros, películas, poemas y que es como el pegamento de las relaciones que establecemos en nuestros círculos personales a lo largo de nuestra vida.
No sé tú, pero yo disfruto mucho esta temporada. Me agrada el ambiente y el frío. Con todo y el tráfico que hay en todos lados me gusta ver las calles y las casas decoradas con luces y los adornos de Navidad. ¡Cómo no gustarme si todo remite a Jesús! Porque es el tiempo de recordar su nacimiento.
Para empezar, sé que les decimos “personajes” a los hombres y las mujeres que la Escritura nos presenta, pero sabemos que fueron reales, existieron y protagonizaron historias extraordinarias. Es más, a través de la vida de ellos logramos conocer el amor y gracia de Dios. La Biblia es un libro de testimonios de vida y de todas esas personas aprendemos muchísimo.
¿Has leído El Principito? Esta es una pequeña, pero monumental obra literaria escrita por Antoine de Saint-Exupéry que se ha convertido en un clásico universal. Si no la has leído, te invito a que lo hagas. Te garantizo que no te arrepentirás.
¡Qué terrible es la realidad de tantos niños en mi país! Sin meterme a estadísticas, puedo asegurar que hay muchos, pero demasiados niños sobreviviendo con uñas y dientes en las calles; indefensos, pasando hambre, frío, vulnerables a todo. La verdad es que esta realidad sería digna de la desesperanza más profunda si no la viéramos como una urgente oportunidad para demostrar que somos hijos de Dios, dispuestos a dar nuestra vida por cambiarla.
Pastor trotamundos sería un buen nombre para este guatemalteco que anda de acá para allá. Ahora escribo desde Barranquilla, Colombia, a las puertas de un intenso fin de semana. Mi esposa y yo compartiremos un poco de nuestras vivencias en la conferencia “Tiempo en Familia”, luego, tendremos Noches de Gloria. ¡Únanse a nosotros en oración para que muchas personas obtengan su milagro de sanidad!
Esta semana, a propósito de la celebración del Día de los Abuelos en varios países de Latinoamérica, me enviaron un hermoso video de la “Generación de Oro 40-60” que habla sobre nosotros, las personas que tenemos más de 50 años.
En Arrowhead, las oficinas de Casa de Dios, estamos implementando una modalidad de mentoría a través de cine foro. Es decir, nos reunimos para ver buenas películas, comentarlas y aprovecharlas para construir aprendizaje colaborativo.
Este ha sido un año realmente intenso. Bueno, la verdad es que mi vida como pastor ha sido así, intensa, siempre con nuevos proyectos que el Señor me presenta. Y lo más apasionante es que Él tiene un estilo genial para mostrarme desafíos.