Quien más ama
Les cuento que sigo emocionado con las preguntas que me hicieron en Instagram hace unos días. Hay una que me costó responder: “Pastor Cash, ¿cuál es su personaje favorito de la Biblia?”
Para empezar, sé que les decimos “personajes” a los hombres y las mujeres que la Escritura nos presenta, pero sabemos que fueron reales, existieron y protagonizaron historias extraordinarias. Es más, a través de la vida de ellos logramos conocer el amor y gracia de Dios. La Biblia es un libro de testimonios de vida y de todas esas personas aprendemos muchísimo.
¿Cómo escoger a una sola persona entre tantas dignas de admirar? Aunque, la verdad, sería obvio responder que Jesús es mi persona favorita, pero además de Él, admiro demasiado a una mujer que lo honró como nadie más lo hizo. Ella era pecadora, así la identificaban. A pesar de eso, tuvo el valor para desafiar a todos lo que la veían como indigna. Entró en la casa de un fariseo, se abrió paso medio de los hombres, se arrodilló, ungió los pies de Jesús con sus lágrimas y perfume de gran valor para luego secarlos con sus cabellos. Ese acto de amor humilde y servicial provocó que Jesús hiciera una de las promesas más impresionantes del Evangelio: “De cierto os digo que dondequiera que se predique este Evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella”.
Esa mujer lo amó con todo, con su propio ser y con lo que tenía. Arriesgó su vida con tal de honrarlo. Por eso, por lo que me enseña con esa ternura desinteresada, ella es una de mis personas favoritas de la Biblia. Como los fariseos la vieron con desprecio, Jesús la defendió diciendo que a quien más se le ha perdonado es quien más ama.
Esa verdad nos da esperanza porque demuestra que los imperfectos y pecadores podemos acercarnos a nuestro Señor con toda confianza. Él no se fija en nuestros errores para condenarnos, sino que nos perdona además de apreciar y agradecer nuestro amor. Seguramente, Él mucho me ha perdonado porque lo amo más que a mi propia vida. Hónralo, ámalo, sírvelo tú también.