Biblia
Hay algunos artículos de la vida cotidiana que usamos con frecuencia, aunque jamás hemos sabido cómo funcionan internamente. ¿O me dirás que sabes cómo funciona el magnetrón que produce las pequeñas ondas de alta densidad que se esparcen a través del ventilador y provoca que se caliente tu sopa instantánea en un microondas? O ¿será que cada vez que buscas en tu celular cómo llegar más rápido a una dirección, inmediatamente piensas en el Navistar-GPS (NAVigation System and Ranging – Global Positioning System), que sintetizado es el GPS?
En pocos días inicia la campaña que nos habla del amor: ese que la mercadotecnia relaciona con los regalos, que el cine nos pinta como color de rosa y las canciones lo limitan solo a la pasión. Sin embargo, quiero proponerte que hablemos de aquel amor que trasciende: el amor de Jesús.
Los Evangelios no muestran que Jesús fuera un hombre “cariñoso” o “detallista”, más bien nos lo muestran como un hombre práctico que llevó la expresión del amor al nivel más alto que se haya registrado en la humanidad: dar la vida por alguien. Morir por alguien —pero de manera literal, no en sentido figurado— sigue siendo la muestra de amor más grande que la historia ha registrado.
Hay personas que se esmeran buscando una Palabra profética que les permita iniciar bien su año, claro, oír la voz de Dios es algo realmente impresionaste, recibir una Palabra de Su parte es algo que llena y sustenta nuestra vida.
El don profético es algo que el mismo Dios otorga a algunas personas para trasladarnos mensajes muy oportunos que marcan nuevas temporadas. Lo sé porque la Palabra que el Señor nos otorgó cuando nos llamó a servirle es algo que sigue siendo un pilar fundamental en mi vida y en el ministerio: “Mi presencia siempre irá contigo”.
Estoy convencido de que es tiempo de que todos los ciudadanos y creyentes abran los ojos a esa realidad que nos ataca. Hay que saber que fuera de las iglesias y en muchos países del mundo se promueven iniciativas que intentan robarnos la oportunidad de congregarnos para alabar a nuestro Dios y restringir nuestras creencias religiosas.
¿Qué tipo de alumnos de Jesús somos? Nuestro aprendizaje a veces empieza con una mala experiencia: un vicio que nos atrapa, una quiebra económica, un fracaso matrimonial o un hijo que se va de casa. Para que esto suceda, no debemos dejar de buscar conocimiento.
Sí, puede que todo lo que has vivido este 2020 te reste paz para recibir este 2021, pero no podemos recibir lo nuevo si no sanamos el pasado o soltamos lo que vivimos en él. El 2020 nos enseñó que los planes pueden transformarse de un instante a otro, también descubrimos que Su misericordia se renueva cada mañana y que Él es el mismo Padre que nos cuida sin importar la situación que estemos viviendo.
Lejos de la pantalla grande y los efectos especiales, la historia de la humanidad tiene a su propio héroe, quien hace dos mil años dio su vida para que hoy tú y yo tengamos una vida de abundancia. ¡Claro, me refiero a Jesús! Sin embargo, pasamos por alto la lucha que nos toca librar hoy contra el mal. La Biblia nos enseña que nuestra batalla es contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible (Efesios 6:12).
La Biblia es el conjunto de libros por excelencia. No solo contiene relatos de personas de fe que Dios seleccionó para mostrarnos que Él no busca hombres y mujeres capacitados, sino dispuestos a caminar con Él para llevar a cabo cosas extraordinarias. Es, además, un manual de vida.
En la Biblia se dice que Jesús es salvador, maestro, perdonador, sanador y el Hijo de Dios que quita el pecado del mundo… Es con Él con quien hay que establecer una relación íntima, no con el que la gente o las redes sociales dicen.
Recientemente leí un artículo en una revista que habla de una nueva revolución de conciencia que se está gestando en el mundo: cada vez más personas se preocupan por buscar la felicidad y la paz. Por eso vemos esas tendencias que invitan a hacer más ejercicio, a comer más sano y a buscar lo que verdaderamente importa: la familia y Dios.
Estamos a las puertas de terminar un año y empezar el otro. Es el momento oportuno para hacer una pausa y pensar en cómo ha sido el año “viejo”. Quizás te deja un saldo negativo. Por mucho que nos esforcemos los planes no siempre salen como esperamos. Nadie planea un despido, una enfermedad o una pérdida de un ser querido. Son eventos que nos llegan y nos hacen tambalear, nos cambian el rumbo, nos paralizan y obligan a replantear los planes y a veces hasta improvisar.
La creación es una obra perfecta de Dios. Soy fanático de los atardeceres y Dios me ha dado el privilegio de contemplarlos en diferentes escenarios, pero tengo que decir que los celajes que se aprecian en Guatemala son espectaculares y únicos.
Hace poco fui invitado a una reunión a la que llegaron amigos y conocidos, entre ellos varios profesionales en diversas áreas: médicos, abogados, comunicadores, artistas y algunos docentes. Tal parece que llegué a representar a los pastores porque era el único en aquel lugar. Afortunadamente la noche se nos alargó y alcanzó para platicar de todos los temas que se puedan imaginar.
Para empezar, sé que les decimos “personajes” a los hombres y las mujeres que la Escritura nos presenta, pero sabemos que fueron reales, existieron y protagonizaron historias extraordinarias. Es más, a través de la vida de ellos logramos conocer el amor y gracia de Dios. La Biblia es un libro de testimonios de vida y de todas esas personas aprendemos muchísimo.