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Se buscan superhéroes


Parece que las películas en las que se libran peleas y muestran una ferviente lucha entre el bien y el mal son las favoritas. Por lo menos eso es lo que queda demostrado en el Top 5 de las películas más taquilleras de los últimos años.

Como era de esperarse, el primer lugar se lo lleva Avengers: Endgame (Marvel Studios/Walt Disney Pictures); a continuación figura Avatar (20th Century Fox); el tercer lugar lo ocupa Titanic (20 Century Fox/Paramount Pictures); el cuarto puesto lo tiene Star Wars: Episodio VII El despertar de la Fuerza (Walt Disney Pictures) y el quinto, Avengers: Infinity War (Marvel Studios/Walt Disney Pictures).

De estas cinco, la única que no está centrada en una lucha o pelea es Titanic, que es más bien una historia de amor. Las demás nos han dejado intrigados durante años con sus superhéroes, como sucedió con la saga de Avengers.

La trama de un héroe que vence al mal siempre es atractiva y es bueno identificarnos con esas cualidades de una persona dispuesta a todo para salvar a la humanidad. De hecho, todos quieren una foto con el héroe, con su capa o con su espada.

Lejos de la pantalla grande y los efectos especiales, la historia de la humanidad tiene a su propio héroe, quien hace dos mil años dio su vida para que hoy tú y yo tengamos una vida de abundancia. ¡Claro, me refiero a Jesús! Sin embargo, pasamos por alto la lucha que nos toca librar hoy contra el mal. La Biblia nos enseña que nuestra batalla es contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible (Efesios 6:12).

Eso es precisamente lo que les hemos enseñado a los jóvenes en esta edición del congreso Hechos 29 que realizamos una vez al año para enseñarles a las nuevas generaciones cómo seguir escribiendo el libro que empezaron a escribir los apóstoles. Este año compartimos que hay una batalla que les corresponde a las nuevas generaciones librar por las almas de aquellos que todavía no conocen al Señor. Los adultos ya libramos algunas luchas, pero ahora les toca a ellos convertirse en los conquistadores que desenmascaren al Anticristo que, según 1 Juan 4:3, ya habita en el mundo y se presenta sutilmente en algunos casos, pero que en otros es más frontal, como sucede con las iniciativas de aborto que se pretenden impulsar en América Latina. Todos debemos abrir los ojos a esta realidad. No podemos ser ajenos a lo que sucede en Argentina o México porque esa agenda cada vez está más cerca de nuestros países. O qué decir de la sutil agenda que amenaza la libertad de religión.

Es un buen tiempo para asumir ese papel protagónico. Tal como sucede en las películas, seamos líderes que luchen para que las nuevas generaciones hereden una tierra en la que se practiquen más los valores y principios bíblicos.

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