Libertad
Esta semana los países centroamericanos han celebrado su Independencia. ¡200 años de vida independiente! Aunque hay muchas opiniones al respecto, vale la pena resaltar lo mejor que tienen nuestras naciones, especialmente la libertad que se nos brinda de ser cristianos, de elegir una vida llena de libertad en Jesús.
Estoy convencido de que es tiempo de que todos los ciudadanos y creyentes abran los ojos a esa realidad que nos ataca. Hay que saber que fuera de las iglesias y en muchos países del mundo se promueven iniciativas que intentan robarnos la oportunidad de congregarnos para alabar a nuestro Dios y restringir nuestras creencias religiosas.
¿Sabías que hay un Día mundial de la religión? Igual que muchos desconocía de esta celebración. Me llevé la grata sorpresa esta semana cuando vi la publicación que hizo un medio de comunicación de Guatemala y desde ese momento me puse a indagar al respecto.
En la arquitectura del Padre nuestro —la oración que Jesús nos enseñó— podemos ver que hay una parte dedicada a pedir al Padre que nos libre de todo mal. Primero cabe mencionar que ese “mal” no solo se refiere al de las tinieblas, que proviene del diablo, pues los seres humanos también vivimos en constante lucha contra el mundo y contra nosotros mismos, lo que también puede entenderse como una lucha contra la carne.
Durante estas semanas que he compartido en nuestras conexiones dominicales sobre la arquitectura de la oración he recibido distintos comentarios. Dedico tiempo a leer parte de los mensajes que me llegan por distintas vías. Algunos necesitan una ampliación de la información y este espacio es ideal para hacerlo.
Debo decir que la libertad de culto, incluida la libertad de credo, es un derecho fundamental que está garantizado por la Constitución de la República de muchos países. La ley nos otorga la oportunidad de elegir nuestra religión; es decir, nos da la libertad de adorar a Dios y congregarnos en la religión que nosotros elegimos. Nadie debe obligarnos a adoptar una religión o castigarnos por ella. Ser cristiano es una decisión personal.
Es probable que la pandemia te haya hecho sentir sin libertad. Con las medidas implementadas por los gobiernos para intentar frenar el COVID-19 nos hemos encontrado con aeropuertos cerrados y restricciones para circular en nuestro entorno. Quizá nunca habíamos vivido un periodo con tantas limitaciones que nos hicieran dimensionar lo que representa la libertad.
Un joven, me preguntó cuál era mi opinión sobre la “cristofobia”, y yo dije: “¿La cristo… qué?” ¡El término me dejó con los pelos de punta! Antes de responder le pedí que me explicara a qué se refería.