Hijos
Cuando tienes un problema o cometes una equivocación sueles pensar que no sirves para hacer o desempeñar una tarea, que no estás hecho para tal cosa y que por eso todo te sale mal. Todos estos pensamientos diluyen tu fe. Una persona con baja estima de sí misma ni quisiera tiene la fuerza para ir a pedirle a Dios que la ayude, mucho menos que cumpla Sus promesas.
La vida de un cristiano está llena de emociones y aunque quisiéramos que todas fueran buenas algunas no son “tan” buenas como deseamos o planificamos.
Por mucho que nos preparemos hay cosas que nos llegan súbitamente —como se suele decir: “del puro aire”—. Una enfermedad, una caída que nos deja lesionados de la pierna o de un brazo, una jornada sin ventas en el negocio, un tiempo sin que nadie venga a nuestro grupo.
Los padres de familia no me dejarán mentir que cada uno de nuestros hijos es un ser especial, con sus individualidades y características hacen que la familia esté completa.
En mi caso, mis hijos tienen un temperamento que les hace actuar y analizar las cosas desde su propia perspectiva, su propio sentido del humor, sus propias metas, su propio estilo para educar a sus hijos y hasta para acercarse a nosotros, sus padres; pero a los tres los une la pasión por predicar en evangelio y servir a Dios.
Mientras veía competir a los atletas de todas las naciones pensé en qué habría pasado si la madre de cada uno hubiese considerado el aborto, motivada por sus escasos recursos o sus precarias condiciones de vida. Ellos no existirían y nos hubieran privado de sus conquistas. La vida de cada ser humano nos puede sorprender. Nadie sabe cuál es el futuro de ese bebé que lleva apenas unas cuantas semanas de concepción y crece en tu vientre.
Orgullo es una palabra que tiene significados interesantes. Según el diccionario es un sentimiento de satisfacción por los logros, capacidades, méritos propios o por algo en lo que una persona se siente interesada. También se refiere a arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que suele conllevar sentimiento de superioridad. Y el tercer significado está relacionado al amor propio o autoestima.
Más allá del rol de proveedor que adquiere un papá hay muchas otras características que le dan oportunidad de afirmar el corazón y proveer de identidad a Sus hijos, pero si él está limitado para cumplir sus funciones debemos aprender que el Padre Celestial no falla.
La paternidad de Dios es incomprensible para nuestra mente humana. Es hasta que somos padres que empezamos a percibir levemente ese amor en nuestra vida a través de otro amor que no tiene límites.
He vivido una tarde de domingo como pocas. El 2 de septiembre, a las 2:00 pm, en Guatemala, cobró relevancia la vida de los bebés que se están formando para ver y sentir el mundo fuera del vientre de su mamá. Además, cobró relevancia la vida de la mujer, cuyo cuerpo generoso tiene la capacidad de brindar toda la materia prima, sustento y protección a un nuevo ser humano que se forma dentro de ella y al que llamará hijo por el resto de sus días, sea abortado o no.
Tengo dos nietos, Darisse, de nueve años, y Tiago, de cinco años. No hay palabras para describir de qué forma todo mi ser rebalsa de amor por ellos. ¿Lo más interesante? Pues que ellos lo saben y con gran maestría se mueven en esa ventaja. Mi nieta no duda en que una mirada suya consigue lo quiera de mí; no digamos Tiago, en quien veo reflejado a su papá, mi hijo Cashito, no solo por su impresionante parecido físico, sino también por su carácter afable y juguetón.