Equipo
Hay una frase del gran atleta Michael Jordan que me gusta mucho: “el talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”. Es una verdad muy significativa dicha por una persona que cosechó grandes éxitos en su carrera profesional y por lo cual escribió su nombre en la historia, pero también […]
Las familias funcionan como un equipo. El éxito o el tropiezo de todo el conjunto muchas veces se debe a las pequeñas acciones, visibles o invisibles, que cada uno desempeña diariamente. Con frecuencia solo notamos el trabajo de los miembros más “visibles”, pero sin los demás sería una tarea muy difícil salir adelante.
Hace unos días me reuní con un amigo que trabaja en el área de reclutamiento de personal. Él me pidió asesoría profesional con relación a la rotación de personas, reto que atraviesan muchas empresas actualmente. Estas rotaciones necesitan tiempo y recursos para ocupar plazas, capacitar personas y que los objetivos de la empresa se cumplan.
¡Llegó la época de los convivios! Esas reuniones con los amigos, con los del grupo de la iglesia, con la familia y con los compañeros de trabajo que nadie se quiere perder. Algunos asisten por la comida, otros por los regalos… Afortunadamente la mayoría llega para compartir.
Algunos amigos y personas conocidas me preguntaron por qué los capítulos de mi libro No es por vista inician con reseñas de películas. Algunos hasta pensaron cómo se me ocurrió juntar enseñanzas de fe con películas no cristianas.
Mis inicios en el ministerio fueron radicales. Antes de conocer al Señor, me encantaba salir con amigos a bailar. Nunca me gustó el licor, pero sí fumaba. Es más, el domingo que llegué a la iglesia por primera vez, cuando un amigo me invitó, entré con una cajetilla de cigarros en el bolsillo de mi jeans roto, a la moda. Había cumplido 19 años y era un joven muy entusiasta, independiente y emprendedor, acostumbrado a luchar por lo que deseaba. Iba muy casual y quitado de la pena, sin saber que ese día, todo cambiaría.