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El poder de la unidad


Hay una frase del gran atleta Michael Jordan que me gusta mucho: “el talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”. Es una verdad muy significativa dicha por una persona que cosechó grandes éxitos en su carrera profesional y por lo cual escribió su nombre en la historia, pero también es una referencia para todos nosotros.

Sin duda, para lo que te has propuesto este año debes considerar trabajar en equipo con tu familia, con tu congregación y con tus compañeros de oficina.

Esta parece una tarea sencilla, pero en realidad exige que pongamos de nuestra parte. Para empezar, debemos valorar las cualidades y los talentos de las personas que nos rodean y también reconocer los nuestros. Cuando entiendes que tus talentos se pueden complementar con los de los demás, entonces verás que llegar a la meta es un poco más accesible. Por el contrario, cuando decides trabajar aislado, el tiempo que te toma llegar a los objetivos puede ser más largo y hay que decirlo ¡es más cansado!

En el hogar o en tu trabajo pasa lo mismo, te puedes desgastar haciendo tareas que otros miembros del equipo pueden hacer con más facilidad. Cuando cedes el control y permites que alguien más lleve la batuta, te puedes enfocar más en tus responsabilidades asignadas según tus dones.

En el ministerio, cuando entendemos que todos cumplen una misión, valoramos el esfuerzo que cada uno realiza, porque todos son muy importantes y cumplen una misión específica, tal como está escrito en 1 Corintios 12:20: “Efectivamente, hay muchas partes, pero un solo cuerpo”.

En la Iglesia de Cristo hay muchos ministerios y congregaciones que tienen un Llamado particular, pero todos juntos formamos un solo cuerpo y trabajamos desde nuestras áreas para compartir el mismo mensaje: el de la salvación que llega a través de Jesús. A veces algunas personas olvidan que cada uno cumple una función y se atreven a criticar a quienes no están en su propio círculo o los que hacen las cosas de otra manera, sin embargo, juzgar a un cristiano es vituperar a la misma iglesia de Cristo.

Este año se vienen muchos retos para la iglesia y por eso es preciso estar más unidos que nunca. Orar a Dios para que todos los miembros comprendan la importancia de permanecer juntos y seguir construyendo desde su área específica. Debemos hacer valer nuestra oración que es capaz de bloquear al enemigo que se va a levantar a hurtar, matar y destruir (Juan 10:10), pero en Dios podemos obtener la victoria.

Seamos el instrumento del Señor para construir, edificar, unir y bendecir.

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