Misericordia
Por lo general un partido de futbol se desarrolla en un periodo de 90 minutos, tiempo en que el fanático vive todas las emociones que un ser humano puede experimentar: alegría, enojo, frustración, euforia, etc. Y cuando el equipo gana o pierde esas expresiones se llevan fuera de la cancha y la televisión. He visto amigos que no se quitan la camisola de la “buena suerte”.
Esta semana llegó a nuestra familia la quinta nieta, hija de Anita y Gerson. Stella es una hermosa bebé que pesó 8.5 libras y midió 48.5 centímetros. Y aunque mi hija tomó todas las precauciones y cuidados que el embarazo requiere, la perfección con la que nació esa pequeñita no tiene nada qué ver con lo que ella humanamente aportó. Que tenga sus manitas, pies, ojos, sus oídos y que todos sus órganos funcionen a la perfección solo depende de Dios.
En Casa de Dios hemos decidido cerrar el año con broche de oro. Durante cinco semanas, a través de las historias de personajes como Gedeón, Elías, José, Pablo y Pedro, estamos declarando que vencemos el temor, la incertidumbre, el desánimo y la escasez; estamos tomando aire para fortalecer las relaciones familiares, además de darle nuevo impulso a nuestro liderazgo y compromiso de servir al Señor con fe en que sus promesas se cumplirán.
Hoy, viernes, me despido de Israel. Ha concluido mi viaje y la experiencia ha sido impresionante: navegar por las aguas donde Jesús caminó, recorrer las callejuelas de Nazaret y de Jerusalén que sintieron sus pasos, orar donde Él oró, apreciar el mismo cielo que Él observó, sumergirme en el Río Jordán donde fue bautizado, recorrer los sitios donde miles lo escucharon predicar y lo vieron obrar poderosamente, conmovido por el dolor humano.