Futuro
He visto que hay quienes se estancan pensando en los “viejos tiempos”. También me he topado con muchas personas que en esta pandemia siguen esperando que todo vuelva a lo que era antes. Piensan que su vida era mejor y lamentablemente ver hacia el pasado no les permite disfrutar su presente ni ver hacia su futuro.
¿Eres de la generación que todavía imprimía fotos? Recuerdo que antes, la sala de los hogares era el lugar favorito para lucir ampliaciones de las fotografías familiares. Esas imágenes en blanco y negro hoy son un tesoro, en ellas se puede reconocer a los abuelos, los hijos, los nietos… Todos metidos en una imagen que rememora un cumpleaños, un aniversario o una graduación.
El proceso de adaptación es vital para la existencia de todo ser vivo. Probablemente en estos últimos meses hemos tenido que ser más abiertos y veloces para adaptarnos a los cambios. Toda la humanidad ha sido ejemplo de que todo evoluciona.
Hay situaciones a las que no les encontramos sentido sino hasta que llegamos al cumplimiento del propósito de Dios. Y puede que esto no suceda de la noche a la mañana; o por lo menos, no en el tiempo que nosotros quisiéramos.
Estamos a las puertas de terminar un año y empezar el otro. Es el momento oportuno para hacer una pausa y pensar en cómo ha sido el año “viejo”. Quizás te deja un saldo negativo. Por mucho que nos esforcemos los planes no siempre salen como esperamos. Nadie planea un despido, una enfermedad o una pérdida de un ser querido. Son eventos que nos llegan y nos hacen tambalear, nos cambian el rumbo, nos paralizan y obligan a replantear los planes y a veces hasta improvisar.
Esta semana me he reído muchísimo con las fotos que postearon con esa aplicación que envejece los rostros de las personas. Algunos se inspiraron y las subieron con textos de esperanza, que aun de viejitos desean seguir predicando las Buenas Nuevas.