Testimonio
Se habla mucho de “dar un buen testimonio” y con frecuencia se piensa que eso es sinónimo de perfección, sin embargo, la perfección está fuera de las manos de los seres humanos que estamos en proceso de construcción y por eso vale la pena replantear lo que representa.
Mi hija Ana Gabriela, acaba de estar de cumpleaños, llegó a sus primeros 29 años. Anita, no solo es mi hija “chiquita” sino la mujer que llenó de ternura mi hogar después de mis dos varones.
Anita, como le decimos de cariño, es una mujer muy fuerte y lo demostró desde el día que vino al mundo. El parto tuvo muchas complicaciones, así que me tuvo orando e intercediendo afuera de la sala de parto hasta que finalmente recibí la noticia que ambas estaban bien.
La Palabra de Dios me ha enseñado el poder de las palabras, por eso quienes me conocen saben que la mayor parte del tiempo me mantengo positivo. No importa lo que lea o lo que esté pasando, lo que sale de mi boca pasa por el filtro de la fe.