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Que tu ciudad conozca a Jesús


Entre todos los libros e historias con personajes inspiradores, no existe una referencia mejor que Jesús, en todas las categorías: como Salvador, dio su vida por nosotros; como líder, escogió a hombres comunes y corrientes, los formó y después los mandó para que en su nombre hicieran milagros; y como hijo, cumplió el plan del Padre.

Para mí, entre todas sus cualidades, destacan la conexión y cercanía que estableció con las personas, haciendo a un lado las diferencias raciales y sociales —justamente los dos temas con los que la humanidad sigue luchando en la actualidad—. Vemos que Él, siendo judío, se acercó a una mujer samaritana y le pidió agua. En este caso, quizás ayudó que ella no tuviera una forma religiosa ni de vestir, ni de actuar y ni de hablar; esto muestra que Él no se fija en las formas externas, sino en nuestro interior.

Él también desafió el estatus quo de quienes acostumbraban a hablar y enseñar acerca de Dios. Mientras que Juan el Bautista gritaba en público el pecado de otros, Jesús más bien se acercaba a ellos, fue más allá porque tenía el compromiso de salvar a la humanidad, por eso no los rechazaba ni los exponía, y más bien los liberaba como lo hizo con la mujer adúltera. Su compromiso no fue con alguien, sino con toda la humanidad.

Jesús fue amigo de todos, sin embargo, no todos fueron sus amigos. A estos Él los escogía. Podemos ser amigos de todos dando el amor de Dios, pero quizás no todos puedan ser amigos nuestros.

Tú y yo tenemos el deber de llevar el mensaje de salvación a todos lados para que más personas lo reconozcan como su Señor y Salvador. Probablemente seas tú quien deba ganar a tus amigos y no es necesario que los impresiones con un lenguaje religioso, háblales de manera natural, utilizando palabras sencillas que todos puedan comprender. Verás que, si te relacionas materialmente, Dios se manifestará de forma sobrenatural.

En Juan 15:14 leemos que cuando hacemos lo que Jesús nos manda, es decir, ir y hacer discípulos, nos convertimos en su amigo. ¡Imagina tener a Jesús como tu amigo! Vale la pena que lo imitemos, nos despojemos de prejuicios, nos acerquemos a quienes nos rodean y les presentemos a nuestro Salvador.

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