No al no
¿Qué tal esa contradicción? Si te pido que no digas no, al obedecer la instrucción, simultáneamente desobedeces porque dices: “no”. Tal vez lo mejor es proponerte que digas sí al sí. La cuestión es darle “delete” a la negatividad. Decirle: “Ciao, good bye, game over, no more”.
Démosle la bienvenida a la actitud positiva que nos fortalece para enfrentar cada situación. Podrías decirme: “Pastor, es fácil decirlo, pero usted no sabe por lo que estoy pasando…” Y es cierto. Los problemas abundan, lo sé. Cada uno enfrenta sus batallas. Sé que las tuyas son intensas y desgastantes. Por eso, hoy he sentido la urgencia de animarte y sostenerte en oración.
Estoy en Costa Rica, en la Maratónica del canal cristiano de televisión Enlace. He participado en esta actividad cada tres o cuatros meses, durante más de 25 años ininterrumpidos, así que al venir me siento como en casa. La Maratónica es un programa que conecta a los cristianos de habla hispana para orar, interceder y honrar a Dios con alabanza, adoración y ofrendas que permiten llevar el mensaje de Jesús a millones de hogares.
Pues la noche del miércoles, en el espacio que me dieron durante el programa para compartir Palabra y orar por los enfermos, Dios puso en mi corazón la experiencia de la mujer cananea que se acercó a Jesús y, con los pantalones bien puestos, como decimos por acá al referirnos a alguien decidido a todo, le insistió por el milagro de sanidad para su hija.
Esta valiente mujer se arriesgó por amor. Imagino que ese día, quizá se vio al espejo y se dijo: “Voy a ir donde puedo encontrar a Jesús. Dicen que hace milagros. Yo voy a conseguir que sane a mi hija. No voy a detenerme hasta lograrlo”. Y así lo hizo.
La multitud no la desanimó, tampoco las personas que le decían que se callara, ni siquiera las palabras de Jesús provocaron que diera la vuelta y regresara a casa con el consuelo de haberlo intentado. Al contrario, sacó fuerzas de flaqueza y le argumentó hasta que Él dijo: “Grande es tu fe, que se haga como tú quieras”.
Ella es una de mis héroes de la Biblia porque, con firmeza, dijo no al no. Usó su medida de fe, insistió y obtuvo el milagro para su hija. Frente a una dificultad, sé que lo más fácil es lamentarnos, dejar que el miedo y el conformismo ocupen el lugar destinado exclusivamente para la fe. Si has clamado una y otra vez por una respuesta, no desistas. Insiste con esa santa terquedad que caracteriza a quienes confían en que Jesús ya pagó el precio por nuestra sanidad, perdón y bienestar. Te garantizo que Dios te escucha y anhela bendecirte. La solución a nuestra dificultad va de la mano de un: “Sí lucharé por obtener el milagro que mi Padre tiene para mí”.