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Influenciadores


No soy un “gran” lector, pero me gusta leer. Algunas personas me han preguntado si siento especial preferencia por algunos libros infantiles, pero yo diría más bien que mi gusto es por las historias con lenguaje sencillo y bien contadas, que instruyan pero que también entretengan. Por eso me gusta tanto Peter Pan, porque es una historia que incluso se ha podido adaptar al cine y ha inspirado más historias como Hook, la ingeniosa versión de Steven Spielberg que fue muy especial para mi vida de fe.

Lo mismo me pasa con Winnie The Pooh, el relato que escribió Alan Alexander Milne; o El Principito, de Antoine de Saint Exupéry, una historia que todos deberíamos leer por lo menos una vez en la vida porque nos hace reflexionar sobre la importancia de ser como niños, algo que Jesús ya nos había enseñado: “De cierto os digo, que si no volvéis y hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”.

Una historia bien contada no solo nos hace pensar en los clásicos y geniales cuentos para niños. La prueba está en que desde hace algún tiempo estoy leyendo, en los espacios que me quedan libres entre reuniones, un libro llamado Infamia, que escribió una ovejita de Casa de Dios. Ella es una joven de 17 años que hace un par de meses (más o menos) se acercó a mí después de un servicio dominical y me lo regaló con esta dedicatoria: “Pastor Cash, le tengo un gran aprecio por todo lo que está haciendo por Guatemala, ¡gracias por inyectarme mucha fe! Con mucho cariño de Pafer Rodríguez”.

Este es el segundo libro que Pafer publica y que me regala. Especialmente me conmueve que diga que estoy haciendo cosas buenas por Guatemala. No sé si se ha dado cuenta, pero ella también está haciendo cosas buenas por nuestro país. Tener esa pasión por la escritura y haber publicado dos libros a su edad podría ser una enorme motivación para otras personas, jóvenes y adultos, incluso a personas que admira. Pablo le dijo a los filipenses: “Hermanos, sed imitadores de mí…” Nosotros podemos influir en las personas sin importar su edad, origen o forma de pensar, precisamente como lo está haciendo Pafer.

Así como ella, hay muchos guatemaltecos que están sobresaliendo. Recientemente, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Barranquilla, Guatemala quedó en sexto lugar en el medallero. Estamos hablando de un sexto lugar entre 30 participantes, el más destacado de los países centroamericanos y que le dio batalla a las potencias deportivas de la región: Cuba, México, Venezuela y República Dominicana.

Creo que en Guatemala vamos por buen camino, no solo en el deporte o en la literatura, también en todo aquello que hacemos y que sirve de ejemplo para otros sin importar su generación, pues aunque nunca lo pensemos así, también hay padres que imitan a sus hijos en muchas cosas. No olvidemos que ser reflejo para los demás es una responsabilidad.

Gente linda, jóvenes y no tan jóvenes, provoquemos que nuestras acciones sean dignas de imitar porque nunca sabremos quién está siguiendo nuestros pasos.

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