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Incertidumbre vrs. Confianza


América Latina vive situaciones complejas, especialmente porque la pandemia sigue cobrando víctimas. Muchas personas han experimentado los síntomas en carne propia, mientras que otras han perdido seres queridos y esto trae confusión y duda.

Todos pasamos por esos momentos de confusión. Las tribulaciones son parte de la vida, pero algo innegable —y que personalmente he experimentado muchas veces— es que mientras más creemos la Palabra menos nos confundimos.

Cuando pasamos por esas situaciones no dan ganas de gloriarse, al contrario. Lo primero que nos viene a la mente es cuestionar nuestro servicio y al Señor, y hasta creemos que Sus promesas se desvanecen. Olvidamos que es en medio de la adversidad en donde conocemos más íntimamente la paternidad de Dios.

La confianza no se desarrolla cuando todo marcha sobre ruedas, sino cuando las cosas se ponen difíciles, pero por lo general los cristianos hablan mucho, practican poco y huyen de los procesos que exigen autoconfianza. Y sin ella es difícil salir adelante.

Déjame decirte que incluso Jesús se sintió confundido. Cómo no se iba a confundir si, siendo un hombre justo, tuvo que morir entre dos ladrones; siendo alguien que cubría al enfermo y al necesitado, moría desnudo; si siendo un hombre que llevó bendición a muchos, moría despreciado en la cruz; no obstante, a pesar de su confusión, volvió a su momento de mayor certeza y de plena confianza cuando se encomendó a nuestro Padre.

Tal como nos lo enseñó Jesús, el primer paso para crear confianza es encomendarle nuestro espíritu a Dios porque Él no nos abandonará y, por más confundido que estemos, no debemos desconfiar de Él porque es nuestro escudo y refugio.

Para Jesús no es nada nuevo el hecho de que tengamos temores. Él conoce nuestros miedos y no es ajeno a ellos. “No tengas miedo”, es la frase que más se repite en la Biblia. Jesús sabe que vamos a experimentar situaciones que van a causarnos temor, pero no podemos paralizarnos, ni ante la pandemia ni ante una crisis económica o familiar. ¡Debemos permanecer confiados en que Él actuará a nuestro favor!

En la Biblia encontramos nombres de seres humanos que hicieron grandes proezas. Muchos pasaron por sus momentos de incertidumbre, duda y temor, pero al final con la ayuda de Dios lograron su propósito.

Y aunque no lo creas, tienes mucho en común con ellos. Tanto David, Elías o Jesús clamaron al mismo Dios Todopoderoso a quien hoy puedes dirigirte y pedirle que te fortalezca. Confía cuando vayas ganando y también cuando estés perdiendo porque de esa manera formarás tu carácter. ¡No tengas miedo!

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