Callaré de amor
Este ha sido un año realmente intenso. Bueno, la verdad es que mi vida como pastor ha sido así, intensa, siempre con nuevos proyectos que el Señor me presenta. Y lo más apasionante es que Él tiene un estilo genial para mostrarme desafíos.
En la época que iniciamos con el programa de televisión, recuerdo que de varias formas Él me inquietaba para hacerlo, pero yo me resistía. Como decimos en Guatemala: “Me hacía el loco” porque no quería convertirme en una personalidad pública. A esas alturas, en 1999, iniciábamos las cruzadas de milagros Noches de Gloria, estábamos construyendo el templo de Pinula, Guatemala, y no me sentía cómodo con la idea de entrar en un medio de comunicación masiva. Sentía que tendría que dividir mi tiempo entre mi congregación, mi familia y los viajes que seguramente debería realizar.
Durante unas semanas, dejé de sentir la insistencia de Dios al respecto y me relajé. “Ya gané esta y no tendré que hacer televisión”, me decía, pero la verdad es que, como dice Sofonías, Dios solo estaba callando de amor y luego se regocijaría con cánticos sobre mí.
El llamado definitivo fue un día que, recostado en el asiento de un vehículo que una persona conducía para llevarnos a predicar a una iglesia en Laredo, Texas, comenzó a sonar en la radio la canción Pescador de hombres:
Tú has venido a la orilla
no has buscado ni a sabios ni a ricos,
tan solo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos,
sonriendo, has dicho mi nombre
en la arena, he dejado mi barca,
junto a ti, buscaré otro mar.
Inmediatamente comencé a llorar y escuché que me dijo: “¿Por fin me obedecerás? ¿Cuándo comenzarás con los programas de televisión? ¿Ves? Solo necesito unos segundos para convencerte”. No pude más de derribar mis argumentos y comenzar con el proceso de producción televisiva que a la fecha, gracias a la misericordia del Señor, ha bendecido a millones de personas alrededor del mundo.
Lo mismo ha sucedido desde que decidí obedecerlo en todo lo que me ha pedido. En cada proceso de fe, Él me da instrucciones, luego, durante cierto tiempo, calla. A veces ha sido en momentos difíciles, cuando más quisiera escucharlo, como cuando se cayó la negociación del primer terreno que habíamos conseguido para construir el segundo templo que inauguramos en 2013, pero he comprendido que Él sabe lo que hace y simplemente me abandono a Su voluntad.
Esa es la tranquilidad que brinda la certeza de que estás obrando de acuerdo con los planes de alguien más inteligente que tú. Cuando percibamos que Dios guarda silencio, sigamos confiando, sigamos buscándolo y fortalezcámonos en fe ya que, sin duda, Él tiene el control y sus planes se cumplirán, aunque a veces, parece que calla de amor.