Conéctate a nuestro servicio en vivo
Conéctate a Intercesión
Conéctate a nuestro Discipulado

Un “nuevo normal”


Hace unos días leí la noticia de una abuelita italiana llamada Ada, de 104 años, que se ha recuperado del COVID-19. Sí, al parecer es la persona más longeva que logra salir victoriosa de esta pandemia.

Ada también vivió las dos guerras mundiales y la gripe española. ¡Es una mujer que ha sabido adaptarse en todas las etapas de su vida! Me gustó mucho terminar el día con la lectura de su gran historia que inspira, especialmente porque su hijo afirmó a los medios que se recuperó “milagrosamente”.

Mientras tanto, en nuestros países tratamos de empezar la “nueva normalidad”, esa que nos exige seguir trabajando desde casa, pensar en cómo se reinventa el negocio, que los niños se adapten al nuevo proceso educativo y probablemente empezar a hacer cambios en las finanzas del hogar.

Viene el tiempo de ajustar nuestros planes. Ajustar o adaptar no significa darnos por vencidos o dejar abandonados nuestros sueños por culpa de la adversidad. Podemos replantear los planes, pero jamás abandonar aquello que nos motiva a seguir adelante. Ni la crisis ni la pandemia no nos pueden quitar la habilidad de soñar y creer en Dios. Recordemos que para quienes confiamos en Él siempre habrá un final dichoso.

En este “nuevo normal” que va adquiriendo nuestra vida es importante que seamos más empáticos, más prudentes con los recursos y sepamos hacer más con menos para reinventarnos. Y si el miedo económico te está invadiendo, atácalo poniendo tu confianza en el Señor, nuestro proveedor. En esta adversidad sería un error reaccionar de acuerdo con lo que sentimos y no con lo que creemos. En este proceso no faltará la provisión mientras confiemos en nuestro Padre. Si Él alimenta a las aves, ¿cómo no lo hará con nosotros, sus hijos? Seamos agradecidos y confiados porque Él sigue teniendo en control.

Como esta abuelita italiana, quizás has vivido muchas situaciones que te han llevado a adaptarte. Por ejemplo, cuando pasaste de soltero a casado, cuando nacieron tus hijos, cuando perdiste a uno de tus padres, cuando empezaste tu emprendimiento, cuando te mudaste de ciudad…  A lo largo de toda tu vida te has tenido que adaptar a las circunstancias y de todas puedes decir ¡hasta aquí me ha ayudado Jehová! (1 Samuel 7:12). En todas esas etapas Dios siempre ha estado a tu lado y no te ha desamparado. ¿Por qué habría de hacerlo ahora? Dios es el mismo ayer, hoy y mañana.

El “nuevo normal” de los hijos de Dios debe ser confiar más en Él y menos en las cosas materiales, vivir sin afán y orar más. No temas por los cambios de vida que han de venir. Ten puesta tu mirada en Dios porque en Él siempre podremos vivir confiados.

¿Te gustó? Compártelo en tus redes