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Navegantes


Esta semana en nuestra congregación empezamos una nueva serie dominical, llamada “Mi presencia siempre irá contigo”. Durante varias semanas usaremos la analogía del mar para llenarnos de fe y comprender que no importan las tormentas que nos toque vivir porque nunca estamos solos: Dios está con nosotros y nos llevará a nuestro destino.

Ese título responde a una promesa que el Señor nos otorgó cuando fundamos Casa de Dios, que hemos creído y declarado a lo largo de más de dos décadas de ministerio, tiempo en el que hemos visto a muchas familias crecer en el Señor, hemos presenciado milagros físicos y restauraciones personales y emocionales. Dios ha sido bueno con nosotros y su Palabra se ha cumplido. ¡Su presencia nos ha acompañado siempre!

Somos navegantes

En estas semanas que, junto al equipo pastoral, nos pusimos a orar y a leer sobre el fascinante mundo del mar. Encontramos esa similitud con la existencia humana. Nuestra vida es como un barco que zarpa en búsqueda de un futuro mejor, pero en altamar se encuentra con tormentas, vientos o lluvias que pueden hacernos perder el norte; es ahí donde necesitamos la ayuda de Dios y permitir que Él tome el control, que agarre el timón y sea el capitán que nos lleve a un destino seguro. Su Palabra puede disipar la oscuridad para visualizar la orilla.

Hay personas que creen que vivir en el Señor nos aleja de problemas, lamentablemente no es así. Los problemas son parte de la vida, con frecuencia los desafíos nos llevan a desarrollar habilidades que no creíamos tener. ¡Cuántos ejemplos hay de personas que ante la adversidad lograron crear ideas que las llevaron a alcanzar el éxito!

Nuestra fe es probada en los procesos de adversidad. A veces son las tormentas familiares las que finalmente nos hacen sujetarnos de la mano del Señor para restaurar nuestro hogar. No es que Dios “mande” esos vientos huracanados, muchas veces son nuestras decisiones que nos ponen frente a ellos; lo bueno es que Él aprovecha para mostrarse en esos procesos y recordarnos que no estamos solos (Isaías 41:10). 

¡Descanso en la tormenta!

La actitud con la que decidamos navegar en el océano es determinante para que llamemos la atención de Dios y su Espíritu Santo sea parte de la tripulación. No importa cuál es la tormenta que estás viviendo en este período de tu vida, aférrate a Su promesa escrita en Éxodo 33:14: “Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”. Imagina el nivel de confianza que se puede establecer con Dios, que nos ofrece descanso en medio de la compleja situación que podemos estar viviendo. No hace falta que nos desgastemos luchando con nuestras fuerzas, podemos descansar en su Palabra y sus promesas. ¡Dios no falla! Recuérdalo: Dios no falla. No te abandonará en medio del océano. No estás solo, Él está en tu familia, negocio o ministerio, solo dale la oportunidad de navegar tu barco y te llevará a un lugar seguro.

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