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¡Muchas gracias!


La Palabra de Dios me ha enseñado el poder de las palabras, por eso quienes me conocen saben que la mayor parte del tiempo me mantengo positivo. No importa lo que lea o lo que esté pasando, lo que sale de mi boca pasa por el filtro de la fe.

Hay que tomar en cuenta que “cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Prov. 23:7); así que en esta etapa de pandemia es importante que te rodees de personas que procesen adecuadamente sus palabras, de lo contrario, pueden contaminar tus pensamientos, tus sueños y tus metas.

La semana anterior, después de casi 120 días de trabajo continuo y la preparación de nuestro primer congreso Ensancha totalmente en línea, el cansancio me llevó a tomar unos días que permanecí en mi casa. Aunque no es fácil desconectarse de la labor de la oficina procuré aprovechar el tiempo para llenarme de fuerzas.

Elegí una tarea muy particular: leer los testimonios que envían a la página de Casa de Dios. ¡Quizá no tengas idea de cuánto me reconfortaron esas historias tan conmovedoras! Que esas personas se tomen el tiempo de contar cómo el Señor les ha respondido a través de una enseñanza o una oración que reciben en nuestros canales digitales es algo que me da ánimos para seguir adelante.

Leí los comentarios junto a Sonia y noté que el agradecimiento inunda el corazón de muchas personas. Me llena de gozo darme cuenta que el Señor les envió la provisión para la semana, que consiguieron un nuevo empleo contra todo pronóstico y en plena crisis económica ocasionada por la pandemia, que están emprendiendo con éxito, que han recibido milagros de sanidad para sí mismos o para un familiar, que sus pactos con Dios trajeron cosecha casi inmediatamente o que lograron librarse de algún vicio. ¡Son tantos testimonios que se me hace imposible compartirlos todos por acá! Pero no se imaginan cuánto nos emocionamos leyéndolos. Nuestro corazón se contagió de agradecimiento hacia Dios por Su forma de obrar para bendecir a Sus hijos.

Ser agradecido es una virtud indispensable y tiene un enorme poder en nuestra relación con el Señor y con las personas. Es tan poderosa que cuando Jesús sanó a diez leprosos y solo uno regresó a darle gracias recibió doble bendición: sanidad y salvación.

Para decir que somos agradecidos debemos expresar agradecimiento, de lo contrario se queda guardado sin cumplir su función de exaltar y bendecir a quienes nos hacen bien. La gente agradecida duplica las bendiciones que recibe.

Si eres de las personas que ha enviado su testimonio a (https://casadedios.org/testimonios/) quiero darte gracias por tomarte el tiempo y llenarnos de más energía para seguir trabajando en esta maravillosa obra del Señor. Y si aún no lo has enviado, te invito a que lo hagas y sigas testificando del amor y la misericordia de Dios en tu vida.

Si ese milagro que estás pidiendo no ha llegado, ten presente lo que dice Filipenses 4:6: “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho”.

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