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¿Fiel o infiel?


Uno de los valores más preciados en este mundo es la fidelidad. Este concepto está relacionado a otros como constancia, compromiso y lealtad.

Las organizaciones buscan tener colaboradores fieles. De hecho, reclutar y retener a las personas con este valor es un desafío en esta época, ya que las generaciones de jóvenes tienden a rotar con frecuencia de una empresa a otra.

Por su parte, la fuerza de los ministerios o iglesias radica en la fidelidad de sus miembros y voluntarios. En la familia la fidelidad consolida y estrecha los lazos de cada uno de sus miembros; y la falta de ella abre la puerta de la desconfianza y genera situaciones adversas. ¿Qué persona quiere formalizar su relación con alguien infiel?

Hasta en las amistades vemos que la fidelidad es un valor que propicia la duración. Y es que todos esperan tener un amigo que cumpla a su palabra y sea leal. Por lo tanto, vemos que donde hay fidelidad hay compromiso y amor.

Me llama la atención que el diccionario relaciona el término fiel directamente con la fe y lo describe como “creyente de una religión o que guarda la fe”. Pienso que tiene sentido porque una de las cualidades de Dios es la fidelidad, tal como describe Lamentaciones 3:22:23´: “El gran amor del Señor nunca se acaba y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!”

Ya sabemos lo fiel que es Dios con cada uno de nosotros; la pregunta es cuán fiel le somos a Él, qué tan creyentes somos. ¿Hemos negado a Jesús? No pretendo hacerte sentir mal, pero creo que vale la pena reflexionar en lo recíprocos que somos con Dios, nuestro Padre.

No tengo idea de cuántas veces lo has negado, pero en Su Palabra veo a un Jesús amando a Pedro a sabiendas de que lo negaría. Y es que la fidelidad de Dios no está limitada a las circunstancias ni a lo que nosotros hagamos. Su fidelidad está en Su naturaleza y no tiene caducidad.

En Juan 21:15-19 vemos que después de resucitar buscó a Pedro, que en aquel momento quizá no la estaba pasando bien y eso lo motivó a regresar a su antiguo oficio de pescador. Puedo imaginar la carga de la culpa que sentía él, pero Jesús volvió a compartir una cena con él y los discípulos. Ahí propició una breve conversación donde tres veces (nota que fueron tres veces) le preguntó si lo amaba, y al escuchar Jesús la confirmación, lo envió a cuidar Sus ovejas.

¡Para Jesús es importante que cuidemos sus ovejas! Cuidar a las personas por las que Jesús dio su propia vida es una muestra de nuestra fidelidad a Dios. “Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa”, dice Hebreos 10:23.

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