¡Santa terquedad!
¿Cómo va tu lista de propósitos de nuevo año? Los primeros días de enero con frecuencia se redactan las metas que se desean alcanzar durante los siguientes 12 meses. ¿Cómo te fue con las metas en años anteriores?
Según varios artículos que aparecen en internet, los deseos más comunes de las personas son bajar de peso, hacer ejercicio, dejar de fumar, conseguir un nuevo trabajo, comer más sano, pasar más tiempo con la familia y viajar. También están los propósitos espirituales o de crecimiento personal como asistir a la iglesia, servir en alguna área del ministerio y leer la Biblia. Desde mi punto de vista, estos últimos tres objetivos son los más relevantes, por experiencia sé que si alimentamos nuestra comunión con el Padre obtenemos la fuerza para desarrollar el dominio propio que nos puede llevar a dejar el vicio de fumar o cuidar nuestro cuerpo, templo del Espíritu Santo.
No lo digo como pastor, sino como hijo de Dios. He aprendido que Él busca establecer esa relación con nosotros, sus hijos, para que podamos transformar nuestra vida, que es el anhelamos que muchos tenemos. Observa la importancia que tiene para Dios, que incluso creó un día especial para nosotros. La creación la terminó en seis días, pero añadió un séptimo para estar contigo y conmigo.
¿Cómo correspondemos a ese deseo de Dios? ¿Cuánto tiempo dedicas a cultivar tu relación con Él? Este año tiene 52 domingos, es decir, 52 servicios dominicales que marcan el inicio de tu semana laboral y que puedes empezar escuchando Palabra que te inyecte de ánimo y esperanza para avanzar en lo que te propongas. No es mucho si comparamos el tiempo que Él nos regala. Suma tu asistencia a la iglesia, tu lectura de la Biblia o tu devocional, tu tiempo de oración y tu servicio ¿cuánto suma? ¿Es mucho o poco?
Te propongo que encabeces tu lista de propósitos con dedicarle tiempo a Dios y le agregues perseverancia, una cualidad que tiene la capacidad de hacer la diferencia en planes concretos y metas que se quedan inconclusas. La falta de constancia le abre la puerta a la pereza y ésta invita a la pobreza.
Recuerda, las promesas se heredan con paciencia (Hebreos 6:12), es decir debemos mantenernos creyendo toooodo el año, no solo los primeros domingos cuando decimos ¡hoy sí! Más bien llénate de lo que yo llamo “santa terquedad”, que le muestra a Dios nuestro interés en Sus promesas ¡hasta verlas cumplidas!
Desarrolla acciones que le muestren a Dios tu perseverancia y constancia en el trabajo, en la universidad, en la escuela, en la familia y en la iglesia. No permitas que tus sueños se queden a medias, persevera todo el año.