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¿Qué tipo de amigos quieres?


En tema de relaciones interpersonales, las joyas más codiciables son la fidelidad y la lealtad. Ambos valores aplican al entorno de un ser humano: en la vida en pareja, en el trabajo y también en las amistades.

Los dos términos están estrictamente vinculados. El significado de lealtad habla de algo fidedigno, verídico y fiel; mientras que la fidelidad se define como lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona.

¿Quién no quiere tener amigos leales? Incluso las organizaciones buscan colaboradores leales con los que puedan contar y confiar. En el matrimonio todos deseamos unir nuestra vida a una persona que sea fiel y leal en las buenas y en las malas.

Me gustan los dos términos porque parece que no pueden existir sin el otro. Los dos se complementan. Un amigo no puede comportarse leal e infiel al mismo tiempo. Estamos llamados a mostrar ambos valores en la relación que mantenemos con quienes nos confían un secreto, una intimidad o un problema. Ante esa muestra de confianza debemos responder con fidelidad y lealtad. Un chisme o indiscreción acabaría con la amistad, tal como lo describe Proverbios 16:28.

Proverbios 18:24 (DHH) también nos advierte que “hay amigos que llevan a la ruina y hay amigos más fieles que un hermano”. ¿De qué tipo quieres rodearte?

Obviamente deseamos estar cerca de personas fieles que sin tener nuestra propia sangre se conviertan en hermanos del corazón, pero para ello es preciso que nosotros nos mostremos amigos (Proverbios 18:24), que seamos leales, sinceros y honestos.

Ya sabes que soy de los que reconoce la vulnerabilidad de los seres humanos, así que no me refiero a que debas ser un amigo perfecto. En la amistad y en las relaciones amorosas se cometen faltas que nos llevan a pedir perdón y a perdonar. Incluso esos episodios estrechan las relaciones.

Más bien quiero hacer énfasis a que seas el amigo, el esposo o el compañero que pueda escuchar al otro cuando lo necesita. Que esté presente sin que se lo pidan, que pueda decir la verdad sin herir. Que pueda ver lo mejor del otro para recordarle hasta dónde debe llegar cuando éste pierda el enfoque. Que pueda amar sin condiciones y pedir perdón para que las faltas queden en el pasado. Que muestre las virtudes de Jesús.

Sí, parece todo un desafío, pero vale la pena que te preguntes qué tipo de amigo eres. Según la medida en que lo seas, así serán tus amigos.

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