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Pesca sobrenatural


¿Conoces la historia bíblica sobre la pesca milagrosa? En una ocasión el Señor le dijo a Pedro que tirara la red mar adentro; él, a pesar de ser un pescador experimentado, se resistió a hacerlo, pero al final obedeció. Pescó tanto que casi se hunde su barca y con ello salvó su empresa. Tras la manifestación de gloria que el Señor le mostró y tras reconocer su humanidad, Pedro se humilló a Sus pies. En ese momento el Señor le profetizó que sería pescador de hombres y más adelante 3 mil personas recibieron a Jesús en sus vidas gracias a su predicación.

Creo que todos soñamos con una pesca milagrosa en nuestro trabajo, en la empresa o en la familia, pero ¿alguna vez has planificado una pesca igual en el Reino? Déjame decirte que, así como Pedro, todos hemos recibido el llamado para ser pescadores de hombres. Esa no es una tarea solo de un pastor o un ministro, pues en la universidad, en la fábrica o en el taller se necesita de personas que atiendan ese llamado. Recibir conocimiento espiritual nos capacita para ir a las aguas profundas y realizar pescas abundantes.

Lo mejor es que esa bendición sobrenatural se extiende a otros. Pedro, frente a la bendición sobrenatural, tuvo que pedir ayuda para recibir y compartir la abundancia. No sé a qué te dedicas, pero cuando Dios está en tu vida hay un crecimiento sobrenatural que llega a tu trabajo, a tu empresa o emprendimiento, y puede impactar a tu grupo o tu ministerio.

Veámoslo de otra forma: cuando Dios te bendice, tienes para compartir con otros, ya sea alimento natural o espiritual, y es así como se va extendiendo la bendición.

Tenemos el respaldo de un Dios de milagros, por lo que si pedimos Su intervención en nuestras finanzas y economía también podemos pedir que nos colme de sabiduría y herramientas para compartir Su Palabra con las personas que no lo conocen.

El trabajo que puedes llegar a realizar en el Reino no es en vano, ¡es importantísimo! Hace la diferencia en medio de una sociedad que suele cerrarle los ojos al amor, a la gracia y la misericordia. Y lo mejor es que es un llamado para todos. Dios no busca personas preparadas, Él prepara a quienes están dispuestos. Él hace fiesta en el cielo cuando una persona lo recibe en su corazón. ¡Imagina la importancia de esa labor! ¿Cómo te sumas al equipo del Señor? Predica el Evangelio, comparte de Su gozo y cuida de las personas; lo demás se añadirá a tu vida.

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