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Libres en Jesús


Es probable que la pandemia te haya hecho sentir sin libertad. Con las medidas implementadas por los gobiernos para intentar frenar el COVID-19 nos hemos encontrado con aeropuertos cerrados y restricciones para circular en nuestro entorno. Quizá nunca habíamos vivido un periodo con tantas limitaciones que nos hicieran dimensionar lo que representa la libertad.

Libertad es un concepto muy amplio que nos remite a diferentes subconceptos, pero que prácticamente se resume en la posibilidad que tiene cualquier persona de pensar, decidir y actuar conforme a sus propias motivaciones, ideales e intereses.

Esta semana se festeja en Centroamérica y México la independencia patria. Tomando en cuenta que aun hoy en el mundo hay países cuyos habitantes carecen de libertad es importante dar gracias a Dios por los beneficios que otras personas nos heredaron.

Como cristianos y personas nacidas de nuevo hemos tenido la oportunidad de recibir la libertad que Jesús nos da; una libertad gratuita que Él compró con Su sangre en la cruz y que es preciso cuidar. “Estad firmes en la libertad. Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”, dice Gálatas 5:1.

Quienes vivieron al margen de una enfermedad o un vicio que los puso al borde de la muerte o ante el riesgo de perder a su familia han de conocer muy bien el valor de la libertad de Cristo. Algunos heredaron esa bendición por una decisión que tomaron sus antepasados y debemos ser responsables en cuidar aquello que recibimos.

Tenemos la oportunidad de levantar nuestras manos para adorar a nuestro Dios. Podemos leer Su Palabra y pronto podremos volver a congregarnos en nuestros templos para dar gracias por Su misericordia que nos acompaña siempre.

Sin embargo, hay muchas personas que carecen de estas oportunidades. Incluso hay países donde asesinan a quienes profesan nuestra fe. La persecución a los cristianos continúa: queman iglesias y prohíben el acceso a la Biblia. Sí, aunque estamos en pleno Siglo XXI se siguen cometiendo semejantes atrocidades.

Por eso tú y yo debemos defender la libertad religiosa que tenemos. Es necesario que sigamos llevando el mensaje de salvación a todos los rincones de este mundo y nada debe callarnos. Estamos llamados a extender Su reino, así que no te canses de predicar con tus palabras, testimonios y ejemplo.

Nuestros países necesitan más cristianos comprometidos que no se cansen de hacer el bien y no se den por vencidos hasta que vean su cosecha (Gálatas 6:9) en su propia nación. Todos merecemos vivir en un país próspero, libre de violencia, con oportunidades de trabajo y educación para todos, integrado por familias que amen y sirvan a Dios. Si al igual que yo también vives en un país libre, dale gracias al Señor por la libertad y ora para que tu nación sea tierra bendita.

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