Las añadiduras del Señor
Hace algunas semanas fui invitado a predicar en una iglesia en Guayaquil. Pasé un tiempo agradable junto a los otros conferencistas y los anfitriones, los pastores Villacres, amigos que trabajan con dedicación en la obra del Señor en esa hermosa ciudad.
En ese viaje recibí la noticia de que nuestras redes digitales están nominadas a un prestigioso premio que fomenta la cultura digital: los premios #LatamDigital. Nuestro ministerio figura junto a 107 empresas entre los 130 finalistas de 15 países de América Latina. Competimos en la categoría de “Canales digitales”.
Pero lejos de la nominación hay algo más valioso: los resultados del trabajo que hacemos para atender las peticiones de oración que llegan a todos nuestros canales desde diferentes países de habla hispana.
No les voy a negar que ha sido una gran sorpresa, especialmente porque lo que hacemos lo hacemos para el Señor, para llevar su Palabra a todas las personas que necesitan un mensaje que transforme su vida, una Palabra que les llene de fe y esperanza para seguir adelante. Compartimos las buenas nuevas del Evangelio que nos da vida eterna. Los premios y los reconocimientos no han sido un objetivo para mí ni para mi equipo, pero han llegado como una añadidura del trabajo.
Con esta noticia no quiero presumir, sino recordarte que el Señor no se queda con nada y que Él ve aún aquello que no es visible a los ojos de los demás.
Te cuento una anécdota relacionada a esto: hace muchos años, cuando comenzó el canal 21, señal cristiana de Guatemala, pusieron a trabajar en él a un joven que no tenía cómo movilizarse hacia el área donde estaba el contenedor con el equipo de transmisión ubicado en un cerro en las afueras de la ciudad. Mi ministerio fue ser chofer de ese muchacho que operaba el canal. Debía llevarlo en mi carro a las cuatro de la tarde y recogerlo por la noche, así que al salir de la universidad pasaba por un café y con neblina subía de nuevo al cerro Alux —era tan empinado el camino que a veces tenía que subir de retroceso porque no se podía en primera—, lo recogía y lo llevaba de vuelta a su casa.
Me motivaba servir. Pensaba que la labor de ese joven era muy importante para que otras personas conocieran al Señor. Dentro de mí había una pasión por comunicar el mensaje a través de la tecnología disponible en aquel momento. Hace más de tres décadas incursionar en televisión era todo un reto, especialmente para la iglesia cristiana. No sé si fue ese acto desinteresado lo que propició que Dios nos diera gracia para lo que hemos emprendido en televisión, sitios web y redes sociales; lo que puedo decirte es que Él conoce nuestras intenciones y a Su tiempo nos dará la recompensa.
“Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor”, dice Colosenses 3:23-24. No importa en qué área del ministerio estés sirviendo hoy, todo lo que se hace fortalece el reino de Dios. Si tu corazón tiene las razones correctas, Él premiará tu esfuerzo.
Te invito a votar por mi equipo de trabajo ingresando en: https://yovoto.cashluna.org