La mejor historia de amor
Hoy aprovecho que en mi país se celebra el día del amor y la amistad para compartirles sobre ese concepto que inspira canciones, libros, películas, poemas y que es como el pegamento de las relaciones que establecemos en nuestros círculos personales a lo largo de nuestra vida.
Desde niños es el amor de nuestros padres el que nos transmite seguridad; también nos hace renunciar a nuestra soltería y caminar al altar para empezar una vida junto a alguien más; es el amor que nos lleva a desvelarnos cuando un hijo está enfermo y también nos motiva a trabajar más duro para que la familia tenga lo mejor. El amor resulta ser el recurso más valioso e intangible que poseemos y cuando no lo tenemos vivimos según sus carencias y vacíos.
Por ejemplo, si crecimos lejos de nuestro padre, nuestra relación con nuestra pareja demandará llenar esos vacíos; si nos entregamos de lleno a una relación donde no fuimos correspondidos, la desconfianza será la que gobierne nuestras decisiones; si alguien nos ha sido infiel creemos que el amor no existe y nos cerramos a la posibilidad de volvernos a enamorar.
Hay muchos paradigmas y pensamientos incorrectos respecto al amor que nos llevan a concentramos más en las palabras que en las acciones, y desde ahí establecemos demandas.
La Biblia es el libro en el que encuentro la mejor historia de amor por medio de Jesús, quien vino a enseñarnos que debe expresarse con acciones, más que con palabras. Él nos ejemplifica que el verbo amar debe complementarse con circunstanciales como fidelidad, lealtad y respeto
Dios se arriesga a amarnos a pesar de que es posible que en algún momento nos olvidemos de Él. Nos ama y nos bendice a pesar de que, al hacerlo, probablemente nos alejemos. ¿Cuánta gente lo abandona luego de recibir bendición? Algunos se acercan en bancarrota o enfermos, pero cuando han sido restaurados se alejan de Él porque están muy ocupados. No se puede amar sin riesgos e incluso Dios lo sabe.
Vemos que el amor de Dios es eterno: nos amó desde siempre y hasta el fin de los tiempos. Además, su amor no se acaba. Es extremo porque Él mismo es amor y es capaz de entregarse sin medida. Su amor es tan inmenso que podría ser difícil comprenderlo, sin embargo, debemos aceptarlo, agradecerlo, disfrutarlo y compartirlo.
Abre los ojos a sus expresiones de amor y decídete a amar con acciones más que con palabras. Jesús nos ama tanto que murió por nosotros en la cruz. No dijo: “Te amo”, pero lo demostró con su propia vida. Dale gracias por su amor infinito más allá de todo entendimiento. Pídele que te ayude a imitarlo y a amar en extremo, sin medida y con entrega total.