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Jesús tuvo una familia


Pensar que Jesús fue formado en el seno de una familia es razón suficiente para entender la importancia que esta tiene. ¿Cómo poner en duda que en ella aprendemos valores y trabajo en equipo, ejercitamos el perdón y la misericordia, y podemos en práctica la fe?

La familia es la primera gran escuela donde se nos forma y se nos enseña a vivir y a convivir. En ese ambiente adquirimos los valores que nos sostendrán toda la vida. Además, es el lugar físico y emocional donde podemos experimentar el amor, la aceptación y los cuidados.

Tanto el padre como la madre desempeñan roles importantes dentro de la familia. Idealmente, juntos proveen ese liderazgo espiritual que nos sostendrá toda la vida. Desde aquel pequeño “Padre Nuestro” con el que se bendice los alimentos hasta para ir a dormir, los padres marcan un camino que nos acerca Dios.

Sí, la familia es el mejor lugar para aprender de fe, tal como se establece en Deuteronomio 6:6-7: “Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”.

La fe es un legado que trasciende generaciones gracias a la familia. Ojo, que eso no implica que los padres —cristianos o no— sean perfectos. No hay una familia perfecta, solo hay seres humanos tratando de hacer su mejor trabajo para formar a los hijos que llegaron a su vida producto de la planificación o la sorpresa. Como hijo, evita exigir perfección, pues no hay seres humanos perfectos.

Es posible que no te sientas identificado con este concepto porque, como yo, creciste sin un padre o en una familia desintegrada; pero si lo ves desde otra perspectiva, tienes la oportunidad de cambiar la historia para tus siguientes generaciones. Construye todo lo que no tuviste y otórgale a tu familia todo lo que a ti te hizo falta.

Y si en el seno familiar tu formación te “deformó”, te dio la espalda o te limitó, recuerda que hay un Padre Celestial capaz de quedarse con tu dolor y transformar tu vida para que alcances el propósito con el cual fuiste creado.

Pídele a Dios que cambie ese patrón en tu vida y ora para que tu descendencia construya su familia bajo los principios que Dios nos enseña.

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