¡Felicidades, lo lograste!
Es común que a veces miremos solo una parte de las situaciones y olvidemos ver el conjunto completo, como que enfocaos nuestra vida en una parte y no en toda la película.
A estas alturas del año puede que estés pensando en todo lo que sucedió y eso te haga concluir que el 2021 no fue como lo planeaste, pero quisiera invitarte a ver el cuadro completo.
Si estás leyendo este texto es porque tienes vida, tu vista, tu cerebro, tu corazón y tus sentidos están funcionando… Sabes, a lo largo de este año muchas personas partieron a la vida eterna, otras hoy mismo están en un hospital, en un consultorio recibiendo malas noticias. Tú estás tomándote el tiempo para leer este blog –por lo cual te doy infinitas gracias– así que estás vivo y eso es un motivo para celebrar, para dar gracias a Dios porque Su misericordia te acompañó…
Seguro no fue fácil, pero nada lo es. Viviste momentos duros, como todos. Sentiste que se cerraron puertas, pero también se abrieron otras. Hubo días de escases, pero llegó la provisión. Con todo respeto, creo que no hay un argumento válido para creer que este año no fue bueno, también hubo mucho aprendizaje y hay que reconocer que Dios estuvo ahí.
Concéntrate en lo que hay, en lo que viene y no en lo que ya pasó… Si eres de los que piensa que ojalá hubieras dicho, ojalá pudieras regresar el tiempo, hubieras hecho… Permíteme decirte que el pasado ya pasó y no hay forma de cambiarlo. La buena noticia es que el futuro sí se puede transformar.
Y para eso debemos hablar de fe. En Hebreos 11:1 (DHH) dice: Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos. ¡Me encanta esta versión que usa dos palabras importantes: seguridad y convencimiento! Son dos términos clave para llevar a cabo las metas y sueños del nuevo año.
Sin importar cuántas cosas quedaron truncadas en estos meses ¡sigues vivo y el Señor sigue a tu lado!
Te animo a que en estas celebraciones de fin de año pongas tu mirada en todo lo que te rodea y cómo la misericordia de Dios se renueva cada día.
Esta Navidad abraza a tu familia, permite que Jesús sea el centro del festejo y permanezca en tu hogar todo el 2022 para que la paz, la armonía y la fe estén siempre en él.