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Estereotipos y prejuicios cristianos


La palabra estereotipo se refiere a las imágenes o ideas que desarrollamos sobre determinadas cosas y que son aceptadas por la sociedad. Para que comprendamos, veamos el ejemplo del diablo. De niños nos vendieron la idea de que era un ser rojo con cuernos y cola, tal como aparecía en los cartones de la lotería. ¡Nada más alejado de la realidad! La Biblia lo describe como un ser lleno de sabiduría, hermoso y perfecto hasta que se halló en él maldad (Ezequiel 28:12).

Hay muchos tipos de estereotipos o prejuicios. Otro ejemplo, nos vendieron la idea que todos los asiáticos son buenos para las matemáticas. No sé si es un hecho, pero a estas alturas de mi vida ya me he topado con algunos que huyen de los números.

¿Qué tal el de cómo debe ser y vestir un pastor? Cuando me convertí al Señor empecé a testificar a otros lo que Él ya empezaba a hacer en mi vida. Llevaba mi Biblia a todos lados y cuando alguno de mis amigos decía alguna mala palabra yo le sacaba el verso y lo ponía a leer en voz alta el pasaje de Lucas 6:45, que dice: “Una persona buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y una persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón. Lo que uno dice brota de lo que hay en el corazón”.

La Palabra de Dios era tan contundente, que las mismas personas a quienes les daba este mensaje invitaban a otras al grupo de amistad donde nos llegamos a reunir alrededor de 70 y muchos recibieron a Jesús. Sin embargo, en aquel entonces yo usaba pelo largo y un pantalón de mezclilla roto y esto provocó que un día otro cristiano me recriminara por ello, diciéndome que yo no «parecía » cristiano por mi forma de vestir.

Mi vestimenta no encajaba en el estereotipo de predicador que este “hermano” tenía. A lo mejor era eso lo primero que atraía a mis amigos al grupo, un lugar donde un joven peludo les predicaba y donde no se sentían atacados o juzgados por alguien con saco y corbata.

Si bien por aquel entonces yo no tenía aspecto de evangelista, lo que sí tenía era la pasión por compartir de Jesús y un gran anhelo para que mis amigos, familiares y vecinos se encontraran con ese Padre bueno que me aceptó tal y como era. Sigo siendo aquel jovencito que sirve a Dios con todo el corazón y la pasión de siempre. Quizás sigo sin encajar en algunos estereotipos religiosos, pero Dios así me permite servirle.

Nunca menosprecies a alguien porque no encaja en esos estereotipos con los que has crecido. Dios no creó estereotipos, sino seres humanos, y a ellos usa para llevarte una Palabra de aliento cuando lo necesitas o les revela secretos para que puedan compartirlos en tu servicio dominical. ¡No permitas que los estereotipos de otros te alejen del llamado que Dios ya te hizo!

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