Escoge un bando
El mundo está lleno de bandos y posturas y los cristianos no son ajenos a esa corriente. Con frecuencia nos corresponde preguntar si estamos a favor o en contra. Claro que debemos definir de qué lado estar, tal como se nos muestra en Lucas 22:31-32, donde vemos que hay dos posturas: los que zarandean como Satanás o los que oran para que la fe no le falte a quien atraviesa por una prueba. Como seres humanos podríamos estar en cualquiera de ellos, pero también podríamos estar en medio y ser los zarandeados.
Cuando vemos que un amigo está pasando por una prueba difícil —sin importar si es un pastor, un líder o un familiar— es común que aparezcan aquellos que condenan, rechazan y destruyen con sus palabras o sus juicios públicos. Esa crítica destructiva es lo que menos ayuda a alguien a superar esos procesos personales, familiares o laborales.
Quienes inmediatamente se levantan a criticar olvidan que solo somos seres humanos propensos a fallar o a equivocarnos, que no somos perfectos, que estamos librando nuestras propias luchas y que para eso necesitamos de la mano de Dios. ¡No saben todo el esfuerzo que hay detrás de ese tipo de decisiones que terminan en el ojo público! He acompañado a algunos amigos en un proceso de divorcio, de quiebra o de pérdida y sé que antes de tomar esa decisión agotaron todos los medios para evitarla. Sin embargo, mi tarea no es sumarme al bando del enemigo, sino al de Jesús como intercesor, el mismo que ruega por nosotros para que nuestra fe no falte, como lo hizo con Simón para que el diablo no lo zarandeara como al trigo. Pues de otro modo, ¿qué esperarías si fueras tú quien, como Simón Pedro, estuviera en medio de ambos bandos viviendo una situación que te sobrepasa?
Jesús enseña que para combatir todos esos procesos en los que el diablo se levanta para destruirte lo que necesitas es fe. Él se pone en el grupo de oración para que tu fe te sostenga. ¡En este grupo es donde debemos estar! Esfuérzate por ser de los que edifican, sostienen y bendicen. ¿Acaso no es eso lo que esperamos? Por supuesto, en esas situaciones deseamos estar rodeados de personas que no nos juzguen, sino que nos marquen el camino del amor de Jesús.
Incluso en momentos en los que el mundo te puede sorprender “fallando”, Jesús se incorpora para decirles esto a quienes quieren hacer leña contigo: “Aquel que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. (Juan 8:1-7) Por eso debemos ser del equipo de Jesús, el que Él apoya, edifica y sostiene.
Si alguna vez has estado del lado de los que zarandean, ponte a cuentas con Dios y súmate a este lado donde tratamos de imitar a Jesús, amamos y perdonamos como Él nos ha enseñado. A lo mejor estás en el lado opuesto porque fuiste víctima de críticas o de burla, pero hoy es un buen día para perdonar a esos “hermanos”. Deja ir esa ofensa. ¡Olvídala y transforma tus palabras! Y si estuvieras en medio, no olvides que Jesús está a la cabeza de un bando que intercede por ti.
Al final, ¿a qué bando quieres pertenecer? Te invito a tratar a los demás como te gustaría que te trataran. ¡Súmate! Aquí hay espacio para ti. A lo largo de mi vida he aprendido que no hay nada mejor que pertenecer al bando de Jesús.