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¡El Espíritu Santo está a tu lado!


Mi hija Ana Gabriela acaba de estar de cumpleaños y llegó a sus primeros 29. Anita no solo es mi hija “chiquita”, sino la mujer que llenó de ternura mi hogar después de mis dos varones.

Anita, como le decimos de cariño, es una mujer muy fuerte y lo demostró desde el día que vino al mundo. Su nacimiento tuvo muchas complicaciones, así que me tuvo orando e intercediendo afuera de la sala de parto hasta que finalmente recibí la noticia de que ambas, madre e hija, estaban bien.

Creció entre dos hombres, así que desde el principio supo defenderse y se convirtió en una mujer determinada. Se casó y emprendió su propio camino que la llevó a estar físicamente a miles de kilómetros de distancia de nosotros.

El año pasado la pandemia nos impidió estar con ella en el parto de su primer hijo. En nuestras videollamadas nos decía: “los extraño y los necesito acá, pero también aprendí de ustedes que el Espíritu Santo está conmigo y se deja sentir”. Escucharla me llenaba de muchas emociones, una mezcla de tristeza al no poder viajar y paz de saber que tenía claro que el Espíritu Santo la acompañaba.

Así, en otro continente dio a luz al pequeño Samuel físicamente sola, pues ni su esposo pudo estar con ella en el parto. Solo los médicos y enfermeros fueron testigos de su fortaleza. Fue un momento difícil que nos llevó a todos a confiar más en Dios.

Hoy está a la espera de su segunda hija y como se imaginarán la emoción de una nueva integrante de la familia nos ilusiona. Esperamos acompañarla para cargar a Stella.

Les hablo de este evento porque creo que, sin importar lo que has planeado o estás viviendo, las cosas no siempre salen como se desean. Todo está en manos de Dios y debemos confiar que todo saldrá de acuerdo con Sus planes de bien y no de mal, como dice Jeremías 29:3.

Sé que no es fácil. En esos momentos duros hasta llegamos a pensar que estamos solos; pero si logras secarte las lágrimas podrás ver con un poco más de claridad. Dicen que antes de que salga el sol la noche se pone profundamente oscura, pero después la luz hace su aparición y las cosas se podrán ver mejor.

David escribió los Salmos más inspiradores justo cuando pasaba por las situaciones más difíciles de su vida; gracias a ellos hoy nos sentimos identificados con el ser humano vulnerable que tenía un corazón conforme al de Dios. Así lo describe la Biblia. Imagina que tu testimonio inspire a alguien más y a través de él pueda perseverar.

Quizás estás en una cueva con temor a la enfermedad, peleando la batalla de la fe y esperando que tu ser querido sea sano. Probablemente estés atravesando un proceso de duelo o pérdida económica donde te sientes solo. Si este es tu caso, quiero recordarte que el Señor nos dejó la compañía de Su Espíritu Santo para que nos consuele y nos llene de la paz que sobrepasa todo entendimiento. ¡No desmayes!

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