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El buen ánimo levanta al enfermo


Muchos me preguntan cómo hago para mantenerme de buen humor en esta temporada donde la iglesia está vacía y la cuarentena parece haberse prolongado más de lo que hubiéramos imaginado.

Efectivamente, llevamos nueve domingos de “congregarnos” en el nuevo normal de la iglesia; es decir, en la plataforma digital; y desde ahí transmitimos nueve servicios dominicales. Pero es cierto, debo reconocer que, como muchos, ¡también he tenido mis días! Uno de ellos fue este domingo 10 de mayo, en el que extrañé el servicio que agasaja a las madres con las melodías de la marimba. Sí, creo que todos hemos exteriorizado algún sentimiento como molestia o enfado al estar confinados en casa tratando de cambiar nuestras rutinas y asimilar todo este proceso que nos sobrepasa a todos.

No está mal reconocer que tenemos días difíciles; lo que está mal es prolongar esos episodios o permitir que arruinen el ambiente en el hogar o en la oficina virtual que hemos improvisado en casa.

En Guatemala ya llevamos más de sesenta días de estar confinados en casa, ahora es cuando más hay que cuidar el ánimo, que no es otra cosa que la energía para hacer, resolver o emprender algo. Sí, es el ánimo el que nos ayuda a pensar en ideas para hacerle frente a la crisis y resolver los conflictos que se puedan dar en casa ahora que todos están metidos en ella. También nos ayudará con esa idea que queremos emprender.

Una persona con buen ánimo es la que no se cruza de brazos ni se acomoda a las situaciones, al contrario: es la que está pensando qué hacer y cómo hacerlo. Es difícil que le dé tiempo para dejar entrar alguna enfermedad que lo ataque. De hecho, la Biblia expresa: “En la enfermedad, el ánimo levanta al enfermo; ¿pero quién podrá levantar al abatido?” (Proverbios 18:14, NVI)

Y ¿cómo deshacerte de ese desánimo? Primero, reconociéndolo, porque no se resuelve algo que no se admite. Después, prepárate para hablar con Dios y expresar tus temores, frustraciones y todo aquello que te ha alterado. Aunque Él ya conoce por lo que estás pasando, es necesario que se lo expreses: “Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes”. (1 Pedro 5:7, DHH)

Si tu ánimo está abatido, quizás no notes que Su misericordia es nueva cada mañana. Si miras al sol no verás las sombras. Esta situación no es eterna, va a pasar. Mientras tanto, cuéntame, ¿cómo te sientes?

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