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Dios abre puertas


¿Cuáles eran tus sueños de niño? ¿Soñaste con ser bombero o médico? Por lo general cuando somos niños soñamos con comernos el mundo y en el camino descubrimos otros planes que nos llevan a elegir una carrera o profesión que muchas veces difiere con lo que originalmente teníamos pensado para nuestro futuro.

Siempre he dicho que yo nunca soñé con ser pastor y que mi anhelo era ser misionero. No tenía claro lo que significaba “ser misionero”, pero muchas veces le dije a mi mamá que cuando fuera grande quería ser uno. Sin embargo resulta que cuando inicié la universidad estudié algo totalmente diferente a lo que era mi sueño y en medio de mi proceso de estudiante, esposo y padre de familia emprendí varias empresas que luego dejé en manos de mis socios cuando abracé el llamado que el Señor me hizo para servirle a tiempo completo. ¡Parece que Él se tomó en serio mis palabras de niño!

La palabra misionero es derivada de misión y esto en nuestros países comúnmente significa ir a otros lugares a predicar el Evangelio y esto es justo lo que me apasiona: predicar el Evangelio de Jesús. No saben cómo lo he disfrutado desde mis inicios. Hubo un tiempo cuando iba a predicar al zoológico de la ciudad de Guatemala o iba a repartir “tratados” —libritos que hablan de los principios del Evangelio— a las personas marginadas que trabajaban en un sector de la ciudad. También llevé pan y café a quienes vivían en la calle, les pedía permiso para orar por ellos y al final terminaba presentándoles a Jesús.

Desde entonces han pasado más de tres décadas y a lo largo de mi vida he aprendido que Dios es el único que abre puertas y nos lleva a lugares que no pedimos. Por ejemplo, recientemente tuve el privilegio de estar en la celebración de la Herencia Hispana que se realiza cada año en la Casa Blanca, con los mandatarios de Estados Unidos como anfitriones: el presidente Donald Trump y el vicepresidente Mike Pence.

Cabe resaltar que esta actividad data de 1968, durante la administración del presidente Lyndon B. Johnson, pero fue hasta 1988, en el mandato del presidente Ronald Reagan, cuando pasó de ser una semana a un mes de celebración para destacar la historia, idioma, pasado y futuro de los latinos en Estados Unidos.

En medio de diplomáticos y personalidades del mundo hispano que se han destacado por su labor estaba yo junto al pastor Raúl Marroquín, compañero de aventuras. La verdad es que me emocioné de llegar a ese lugar tan icónico e importante. Recorrimos algunas áreas abiertas a los invitados y nos detuvimos a admirar la biblioteca llena de libros que resumen años de historia y cultura. En medio de todo mi corazón estaba agradecido con Dios por la oportunidad que nos da de representarlo a Él y a nuestra cultura chapina. Entiendo que es Él quien abre puertas y a nosotros nos corresponde trabajar con excelencia.

Escuchamos el discurso del presidente Trump, quien le cedió la palabra a Martha Ávila, una inmigrante cubana que preside Heartbeat of Miami, una organización que lucha a favor de la vida, un valor tan arraigado en nuestra cultura hispana. La talentosa Christine D’Clario también compartió algunas alabanzas y exaltó el nombre de nuestro Dios.

No importa lo que realices o en el área en la que te desenvuelvas, hazlo como para el Señor. Recuerda que las Escrituras nos invitan a hacer las cosas como para Él (Colosenses 3:23-24). Aunque no trabajes tiempo completo en un ministerio cristiano, destácate para que Jesús pueda brillar, sabiendo que de Él recibirás tu recompensa.

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