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¡Acción de gracias!


Las familias funcionan como un equipo. El éxito o el tropiezo de todo el conjunto muchas veces se debe a las pequeñas acciones, visibles o invisibles, que cada uno desempeña diariamente. Con frecuencia solo notamos el trabajo de los miembros más “visibles”, pero sin los demás sería una tarea muy difícil salir adelante.

Por ejemplo, ante el éxito de un equipo de fútbol los focos suelen centrarse en jugadores como Lionel Messi o Cristiano Ronaldo, cuando en realidad en esas ligas hay una plantilla que va desde 400 a 100 personas que ejecutan diversas posiciones como el entrenador, el preparador físico, el especialista de porteros, los médicos y nutricionistas, los masajistas y los fisioterapistas, hasta las personas que hacen el trabajo de apoyo psicológico.

En la Fórmula 1, donde solo un corredor sube al podio, hay más de novecientas personas que forman parte del equipo; y de estas más de cuatrocientas están directamente encargadas del motor del vehículo, como sucede con los equipos como Mercedes Benz, Renault y Ferrari.

Observa en tu hogar. ¿Qué sería del trabajo de papá o mamá si no hubiera alguien que se encargue de cocinar, de meter la ropa en la lavadora o de entrarla cuando se acerca la lluvia? No sé si has notado a quien se encarga de comprar las verduras en el mercado o el pan en la tienda de la esquina. También hay alguien que trabaja para pagar la luz o el internet que has usado durante este tiempo de pandemia. ¡Y qué decir de la abuela, la tía o la prima que ayuda con el cuidado de los niños! Sin duda, la familia es un gran equipo cuyos miembros son indispensables, aunque a veces no se dimensione lo que cada uno aporta.

Esta semana fue la celebración de Acción de gracias en Estados Unidos, una hermosa tradición que podemos replicar para trasladar ese mensaje de gratidud a nuestro entorno. Mostremos con acciones el agradecimiento a nuestros papás, hermanos, amigos o maestros. Una nota o unas palabras de aliento pueden significar mucho, especialmente en este año donde todo ha sido inesperado, cansado y retador.

Siempre le doy gracias a Dios por la vida de las personas que me rodean: mi equipo de trabajo, la congregación, amigos y familia; y oro para que Él los guarde y los llene de fe. Hoy quiero darte gracias a ti, que lees estas palabras, que me sigues en redes sociales, que estás pendiente de nuestros servicios a través de las conexiones en línea o que asistes los domingos a la iglesia. Gracias por tus palabras de cariño y tus oraciones.

Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo”, dice en Romanos 1:8. ¡Muchas gracias, Dios te bendiga!

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