Esfuérzate y sé valiente
Hace unos días leí la agradable noticia del rescate de un senderista australiano luego de dos días de haber desaparecido. Me permito resumirles su historia. Neil Parker, de 54 años, planificó una excursión de tres horas por el monte Nebo, ubicado al noroeste de la ciudad australiana de Brisbane.
Estando en la montaña el suelo sobre el que caminaba se desplomó y él rodó varios metros hasta estrellarse con una roca en el fondo de una catarata, fracturándose una pierna y una muñeca. Como deportista experimentado, llevaba consigo un kit de primeros auxilios que incluía vendas, que usó junto con sus bastones de montañismo para entablillarse la pierna rota. También llevaba analgésicos y agua, pero poca comida. A su rescate, explicó que gateó y arrastró la pierna para llegar al área donde sabía que podría ser rescatado.
Seguro los rescatistas también desarrollaron una enorme tarea para encontrarlo. Tengo una leve noción de su labor porque en nuestra iglesia hay un equipo de personas que participa en cursos para brindar ayuda humanitaria en situaciones de rescate ante eventos trágicos o desastres naturales. De hecho, tras la tragedia del volcán de Fuego, que sucedió el año pasado en nuestro país, colaboraron con las autoridades que tenían a su cargo el rescate de las víctimas.
Es una bendición que nuestra iglesia pueda establecer vínculos con organizaciones como Zaka —siglas en hebreo que significan “Identificación de Víctimas de Desastres”—, programa de capacitación reconocido por el gobierno israelí y por las Naciones Unidas, y que también va de la mano con organizaciones avaladas por la FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias): Organización URA, United Rescue Alliance e IRIS Relief.
Todo esto me hace pensar que los seres humanos solemos prepararnos para muchas situaciones, sin embargo, en el tiempo y lugar menos esperado una roca se mueve y nuestro mundo se viene abajo. Por ejemplo, el diagnóstico de una enfermedad, un accidente que te deja sin vehículo, el fallecimiento de una persona cercana… Las posibilidades son muy amplias.
Sin importar la situación que te provoque dolor, debes moverte para propiciar tu rescate. Dios nos dice en Josué 1:9 que es necesario esforzarnos y ser valientes, y que no desmayemos ni temamos. Hay acciones que debemos enfrentar para que Él pueda manifestarse en nuestra vida. Jesús vino a rescatar lo que se había perdido, pero Zaqueo colaboró cenando con Él.
Quizá Neil Parker hubiera muerto si no toma la decisión de moverse a un lugar adonde pudiera ser visto por los rescatistas. Creo que todos corremos ese peligro de dejarnos dominar por el miedo y quedarnos estancados o paralizados en determinadas situaciones, pero es preciso que nuestro instinto de sobrevivencia actúe.
Dios quiere rescatarnos y salvarnos, pero debemos hacer nuestra parte. Acercarnos para que Él pueda llevarnos a lugares más seguros, tal como dice uno de mis versos bíblicos favoritos: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente” (Salmo 91).