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La fe jamás vuelve su vista al pasado


Hay una frase que se ha popularizado mucho y es: ¿qué le dirías a tu “yo” de hace diez años si te encontraras con él? Piensa en qué responderías.

Cuando me hicieron la pregunta pensé que hace una década yo estaba en plena construcción de nuestro templo de Fraijanes. Fue una época de muchos desafíos, trabajo y sacrificios, pero no dudaría en decirle a mi “yo” de hace diez años esto: “¡Seguí adelante, vale pena lo que estás construyendo, mucha gente le va a entregar su vida a Jesús en ese templo!”

El ejercicio es un tanto utópico, pero al final es interesante la reflexión que propicia. Aunque para serte sincero soy de los que piensa que la capacidad de imaginar un buen futuro debe ser más poderosa que recordar el pasado.

He visto que hay quienes se estancan pensando en los “viejos tiempos”. También me he topado con muchas personas que en esta pandemia siguen esperando que todo vuelva a lo que era antes. Piensan que su vida era mejor y lamentablemente ver hacia el pasado no les permite disfrutar su presente ni ver hacia su futuro.

Me encanta que la Palabra de Dios se refiere que no somos de los que vuelven atrás: “Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. Hebreos 10:38-39.

Debes creer que no estás hecho para estancarte o retroceder porque desde que reconoces a Jesús como tu Salvador eres una nueva criatura y el pasado se queda atrás (2 Corintios 5:17).

Quizás hoy todavía no estés donde planificaste o soñaste estar, pero debes procurar que tu presente no despierte en ti el deseo de volver al pasado, sino de moverte al futuro para alcanzar aquello que un día Dios puso en tu corazón. De eso se trata la fe. Es como manejar un auto sin espejo retrovisor que no ve el pasado, sino que nos hace enfocarnos en lo que viene. La definición de fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1).

El pasado sirve para ver de dónde nos ha sacado el Señor, pero no debe ser el refugio para estancarnos. Como dicen los cubanos: «pa’ trás ni pa’ agarrar impulso». Es tiempo de empezar a soñar que Dios tiene algo mejor para ti y tu familia.

Recuerda que los planes de Jesús son de bien y no de mal, así que debes estar seguro de que en Dios lo mejor está por llegar.

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